"Entonces llovió. Y el cielo fue una sustancia gelatinosa y gris que aleteó a una cuarta de nuestras cabezas."Así podría empezar la descripción de lo que fue el comienzo de estas lluvias, hace una semana. (¿O antes?) Justo después de salir de la iglesia, recordé este Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo y me identifiqué plenamente.
"Pero sin que lo advirtiéramos, la lluvia estaba penetrando demasiado hondo en nuestros sentidos."A lo largo de toda la semana he venido sintiendo como la lluvia se apropia de la voluntad de los corazones.
"Al atardecer del martes el agua apretaba y dolía como una mortajada en el corazón."Un sentimiento como de rendición, de resignada humildad ante la poderosa presencia de la lluvia.
"Estábamos paralizados, narcotizados por la lluvia, entregados al derrumbamiento de la naturaleza en una actitud pacífica y resignada."La lluvia, que parece como la respiración líquida de un gigante dormido. Una presencia poderosa pero no violenta, sino más bien de una tranquilidad abrumadora.
"Al amanecer del jueves cesaron los olores, se perdió el sentido de las distancias. La noción del tiempo, trastornada desde el día anterior, desapareció por completo. Entonces no hubo jueves. Lo que debía ser lo fue una cosa física y gelatinosa que había podido apartarse con las manos para asomarse al viernes."El jueves comenzó a llover más fuerte y más seguido, casi todo el día con muy pequeñas pausas. Y así ha estado hasta el día de hoy, lunes. Todas las cosas en la casa están húmedas, casi me siento como Isabel: "Yo me movía sin dirección, sin voluntad. Me sentía convertida en una pradera desolada, sembrada de algas y líquenes, de hongos viscosos y blandos, fecunda por la repugnante flora de la humedad y de las tinieblas."
Espero que pronto se quite esta lluvia, ya ansío ver el sol. No importa si hace calor, que para soportar eso si estoy acostumbrado. Pero para esta lluvia, la verdad no.
Todos los textos entre comillas pertenecen al Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo del escritor colombiano Gabriel García Márquez.
2 Reacciones:
Hay mi querido Edu, la verdad es que hoy no podré estar de acuerdo contigo, la lluvia es el canto del cielo, es la muestra de amor más genuino de la naturaleza por la naturaleza, si bien en ocasiones es algo tormentosa, ¡qué amor no tiene sus momentos difíciles? deja que siga la lluvia, y que siga inspirando a muchos a escribir sobre ella...
besos
Mi problema no es con la lluvia.. Lo que no me gusta es el regusto a humedad y a pobredumbre que queda después. De este lado, donde Dios me puso y me tocó vivir, hay colonias que se han quedado completamente inundadas y que para llegar a ellas practicamente hay que navegar en lancha!
Dicen que el agua se quitará 10 días después de que deje de llover, imagínate! Definitivamente no estamos preparados para este tipo de lluvia, y eso es lo que no me gusta.. y eso que no hay viento ni relámpagos..
Tengo mi propia relación con la lluvia:
A veces, la lluvia me produce nostalgia.
Otras veces me inspira a contemplar y a crear.
A veces me provoca tristeza.
Otras veces me ayuda a reflexionar.
Hoy cuando desperté sentí que el calorcito del sol me estaba golpeando en la cara. Sentí el olor del café diario y escuché a mi esposa diciendo: "Mira, un arcoiris!" Me asomé y había un hermoso arcoiris que se comenzaba en la parte de atrás de mi casa y terminaba en la parte de adelante, allá en mi destino..
Odié no tener una cámara (ya pronto..) y me dije: "ESTO es belleza". Talvez a veces me gusta la lluvia, pero hoy (y en esto coincidimos todos en la oficina) me gusta más el sol. :)
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