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El abrazo

- Dame un abrazo fuerte.-le dijo-.

Él se sentía muy triste, muy vacío, muy sólo aquel día de otoño. Acababa de regresar de dar una vuelta alrededor de la laguna. El sonido del viento acariciando los pinos y rizando el agua había vulnerado lo más recóndito de su soledad.

El hecho de saber que la dejaría sola para irse de viaje por tanto tiempo lo hacía sentirse oprimido.

Entonces, cuando se encontraron y le pidió que lo abrazara, ella lo tomó en sus brazos y le dió el abrazo más tierno, más suave, pero al mismo tiempo el más fuerte que le habían dado en su vida. Con ese abrazo logró romper el vacío oscuro que había estado creciendo desde el inicio del día.

Lo dejó sin aire por un momento y cuando pudo volver a respirar, tomó aire puro de su aliento... y le devolvió las fuerzas que necesitaba para dejarla sola una vez más.

Una vez más ella tenía que asumir la realidad de quedarse sola. Aunque esta vez no podría apoyarse en él. Él soltó un gemido y las primeras lágrimas que soltaba en mucho tiempo, que se mezclaron con las de ella.

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