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¿Aún estoy aquí?

DENTRO DE MÍ HABITA UN GEMELO OSCURO.

Así empieza el excelente ensayo Am I Still Here? Looking for validation in a wired world (¿Aún estoy aquí? Buscando validación en un mundo conectado), publicado por el escritor de ciencia ficción Anthony Doerr en la revista Orion, que versa acerca de la dualidad de una persona, entre el gusto por la naturaleza y la adicción a la conectividad. Una dualidad que comparto y con la que me identifico.

Aquí una especie de híbrido entre traducción-paráfrasis-extracto-interpretación del ensayo o mini-cuento.

...Cada día se hace un poco más fuerte... Llamémosle Z. A mí me gusta el clima; Z sobrevive a pesar de él. A mí me gusta esquiar; a Z le gusta navegar en internet. A mí me gusta ver los árboles; a Z le gusta leer noticias en los feeds. Yo deshierbo el jardín; Z susurra en mi oído acerca del cambio climático, ploriferación nuclear, inflación...”

Cuando estoy en un lugar lleno de naturaleza, siempre tengo dos pensamientos divididos: una parte dice: ¡que bello es aquí!; la otra, es Z susurrando que tengo que tomar fotos y subirlas a mis álbums web, geo-etiquetarlas, relatar el paseo en mi blog... Es algo adictivo que en ocasiones no me permite disfrutar del momento al 100%.

...y entonces Z me toca (metafóricamente) en el (metafórico) hombro. Hey, dice. No has checado tu e-mail hoy.”

Las nuevas tecnologías nos permiten estar siempre conectados. Es difícil que un e-mail se nos quede sin leer en estos días. Es parte del trabajo, ¿no?

...El dinero lo justifica todo, ¿no? Lo que mi gemelo malvado Z sabe, y lo que me reuso a articular, a si quiere contemplar, es que checar el e-mail o el Facebook o leer acerca de el político A en el Blog B no se trata acerca de hacer dinero sino de preguntar al mundo algo urgente. Esa pregunta es esta: ¿Aún estoy aquí?”

Como si para saber que aún estamos aquí necesitaramos preguntarle al mundo cibernético. A nuestros seguidores de Twitter, Blogger, Facebook, et cetera. ¿De qué nos estamos perdiendo mientras estamos en la playa o en la alberca con nuestros hijos o amigos? Es lo que quiere saber Z.

Las adicciones, dicen los neurologistas, cambian la figura física de nuestros cerebros. Cada vez que el viejo Z encuentra otro mensaje de texto, otro encabezado, otra actualización, mi cerebro inyecta un poco de dopamina(..).

“¡Tienes un e-mail!” chilla la computadora y —¡whoosh!— aquí viene la dósis de dopamina. Me siento más fuerte, dice Z. Pasan cinco minutos, la dopamina desaparece. Estoy débil, susurra Z. Tengo hambre. Necesito ver una foto de Joe Biden.”(..)

¿Qué pasa si mientras lees los últimos párrafos pasa algo en el mundo? ¿Qué tal si durante los cinco minutos anteriores alguien te envío un texto? ¿No deberías ir a checar? ¿Seguirás aquí?

He recibido muchas quejas de mis familiares por estar siempre conectado. Esa conectividad a veces hasta me roba la productividad en mi trabajo. Pero, ¿Qué es más importante, estar aquí (en el mundo interconectado) o estar aquí (en el mundo real)?

“Cuando estoy en el campo,” escribió el crítico inglés William Hazlitt, “deseo vegetar como el campo”

Z odia vegetar. Z quiere LinkedIn, Twitter, Google. Z quiere que levante mi teléfono y termine de leer mi e-mail. En vez de eso, llevo a mis hijos a caminar. Las nubes corren hacia el valle, grandes y oscuras y esponjadas, y la luz es dorada.Tratamos de estar callados; tratamos de estar quietos; intentamos respirar.

¿Sigo aquí? Todo lo que tengo que hacer es mirar los ojos de mis hijos, caminando a mi lado en el atardecer. Sí, papi, sus ojos dicen.

Por su puesto que estás aquí, papi. Estás justo aquí. ”

Todos los textos entre comillas son traducción de Am I Still Here? Looking for validation in a wired world del escritor Anthony Doerr.

1 Reacción:

MC dijo...

Yo Z, mi otro yo, mi alter-ego, mi yo en Internet, lo mismo pero diferente, no es lo mismo pero es igual, dos en uno, uno en dos, ups..! éste post llega jeje.

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